¿Cual es la función del docente en la comunidad, en la educación que queremos?
El docente debe entenderse
en el marco de los cambios que está experimentando la sociedad, ya que la
escuela y el docente no está exento de la misma, por ello, la escuela necesita
nuevos modos de concebir el trabajo docente y metodológico, que formen en la
participación y el protagonismo al ciudadano. En
este sentido es importante destacar, que se está avanzado hacia una estructura
educativa centrada en lo humano, que permita concretar el saber, el hacer y el
convivir para la formación de un ser social, creador, productivo y solidario y
asumir la educación como un proceso de formación permanente, deber social
fundamental y función indeclinable y de máximo interés del Estado. El
compromiso tiene que traducirse en las aulas, en una práctica pedagógica
abierta, reflexiva y constructiva. Igualmente, en una relación amplia con la
comunidad, signada por la participación auténtica y en un cambio efectivo del
sistema escolar, sus concepciones, procedimientos y estilos, acordes con el
propósito de construir una nueva ciudadanía. La propia comunidad es un
espacio legítimo para los aprendizajes, con acervo histórico y cultural
susceptible de ser aprendido. Los libros vivientes y las casas de la cultura,
los ateneos, las bibliotecas, los parques, el mercado, las plazas, los sitios
históricos, los nichos indígenas, los zoológicos, las canchas deportivas, los
huertos escolares, entre muchos, son espacios donde se pueden promover
actividades escolares significativas. La apertura al trabajo pedagógico
desde lo comunitario contribuye a que el docente además de su formación
didáctica, asuman el rol de activista social. En este sentido, es preciso
conocer la comunidad en sus orígenes, historia, acervo cultural para luego programar
sus necesidades y características en función del contexto de una organización
comunal activa, participativa y protagónica.
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