La educación a distancia es una
instrucción formal, basada en una institución donde el grupo de aprendizaje se separa y utilizan
sistemas de telecomunicaciones interactivos para conectar a estudiantes,
recursos e instructores, este modelo
educativo se caracteriza por la responsabilidad de una institución para
impartir enseñanza, generar y aplicar conocimientos y construir aprendizajes
haciendo uso de las tecnologías para mediar la comunicación entre estudiantes,
profesores e instituciones, separados en espacio y tiempo. Si bien es cierto, la
educación a distancia no es un fenómeno reciente, lo que sí ha resultado
preponderantemente es el hecho de que en los últimos 30 años se ha abierto paso
en más instituciones de educación de calidad.
En definitiva, los modelos educativos a
distancia, por su naturaleza, carecen de un profesor que guíe presencialmente
el proceso, por lo que se ven forzados a deslindar el papel protagónico del
docente y pasarlo al estudiante, es él quien a través de una metodología
adecuada y de los medios necesarios para un diálogo didáctico, consolida su
propio aprendizaje y desarrollo. El aprendizaje se basa en el trabajo, ya sea a
través de lecturas, actividades de aprendizaje, trabajo colaborativo,
evaluación formativa, etc. Este tipo de trabajo tiene como ventaja que las
actividades de instrucción elevan el nivel de asimilación del contenido, pues
se aprende y se asimila mejor que en el modelo de enseñanza tradicional. Este modelo centrado en el estudiante es propicio
para el autoaprendizaje y la transmisión de valores; sus diferentes componentes
orientan sus esfuerzos para facilitar las nociones del estudiante, proveyéndolo
de recursos, que como complemento con las actividades previamente planificadas,
un adecuado seguimiento y apoyo del profesor permitan conseguir un aprendizaje
más efectivo y significativo.
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